jueves, diciembre 29, 2005

ANGUSTIAS FINALES

Tantas angustias, tantos ajetreos, tanto querer ayudar y no poder. Tanto recurrir a la afectividad y no encontrar respuesta. ¿Un desencanto? ¿Un tiempo perdido? ¡No tiene que ser así! Lo siento, lo percibo. No somos santos para hacer milagros. A pesar de tanto diálogo, advertencias, ni ellos ni sus padres pudieron ayudarse ni ayudar. SON SIETE LOS DESAFORTUNADOS. ¡No, no son desafortunados!... No quisieron buscar su bien, no quisieron encontrarlo! ¡Y tan fácil que era! Bastaba tener coraje para reconocer errores e intentar combatirlos siquiera. ¿Qué no hicimos? ¿Por qué ese coraje dormido?

Y les advertimos: "Si siguen así, no serán dignos de seguir en el Proyecto. Trabajen, no se cuelguen del trabajo del grupo, contribuyan con lo que puedan, háganlo responsablemente". Pero, oídos sordos, ni siquiera una promesa, ni siquiera muestras de ganas por superarse. Lo mismo de siempre: indiferencia, ¿culpa de nosotros?, ni siquiera pudieron ayudarnos a encontrar respuesta, jugaron, bajaron páginas y jugaron, dificultaron el trabajo de otros. No somos santos: no pudimos hacer milagros. ¡Qué lástima! Y pensábamos que en el Proyecto nadie podía desaprobar.

¿Será irremediable la pérdida? No lo creo. Si los SIETE analizan, reflexionan, se prometen y se exigen condiciones fuertes; nuestra dureza se ablandará, nos la jugaremos, a pesar de no entender el porqué la ayuda prestada no surtió efecto: duro y difícil enigma que desentrañar.

"SON POCOS, PERO SON". Duele, entristece, un sabor a triunfo amargo. Son poquitos, pero son. Duele, sin embargo el Proyecto vale la pena. Los muchachos son otros, mejores que ayer; sus palabras, testimonios de propios y extraños así lo certifican. Felicitémosnos, a pesar de esas siete espinas en nuestros corazones.